Glacimere Oliveira - mezzo-soprano

15 outubro 2006

Crítica de La Gioconda



OPERA—TEATRO AVENIDA/

LA GIOCONDA APASIONANTE POR ADELAIDA NEGRI

Buenos Aires, 13 de octubre (Télam, por Carlos Vera).- A 130 años de su estreno en la Scala de Milán en 1876 y con 40 años de ausencia en los escenarios del país, el melodrama lírico en cuatro actos, “La Gioconda”, de Amilcare Ponchielli (1834 – 1886), llegó anoche, al Teatro Avenida, con el apasionante protagónico de la soprano Adelaida Negri junto al barítono Leonardo López Linares, gran elenco, coro y orquesta bajo la conducción del maestro Giorgio Paganini.
Estrella en los más prestigiosos teatros líricos de Europa y en el Met neoyorquino junto a Plácido Domingo en “Norma”, la soprano Adelaida Negri prodigó intensidad y musicalidad, fuerza dramática y encanto actoral en la composición de su personaje: la callejera cantante Gioconda que salva de la muerte a su rival Laura y se da muerte para librarse del acoso del siniestro espía de la Inquisición: Barnaba.
Verdadera señora de la escena lírica para quien no existen secretos en lo vocal y lo actoral, Negri es una cantante que transitó con éxito por los femeninos más difíciles de su cuerda, y anoche fue especialmente impactante en las últimas escenas del cuarto acto cuando Gioconda enamorada sin éxito del noble Enzo posibilita que éste huya hacia la libertad de la vecina Iliria adriática con su propia rival, la hermosa Laura.
Junto a la figura protagónica y en otra de sus noches de impresionante desempeño escénico y vocal, el barítono Leonardo López Linares –uno de los más destacados artistas de la actualidad en su cuerda--, dio vida al terrible “Barnaba”: ayudante del inflexible inquisidor y empeñado en obtener por cualquier medio, el corazón de la tierna y trágica cantante callejera.
Invitada por La Casa de la Opera de Buenos Aires a realizar su “debut” porteño en el rol de Adalgisa de “Norma” de Bellini, la joven mezzo paulista, Glacimere Oliveira, mostró la pulcritud y belleza de su timbre y emisión, seguridad interpretativa y encanto para asumir el rol de Laura, esposa del Inquisidor y enamorada del noble Enzo: y es todo un acierto de convocatoria por esta entidad que creada y liderada por Adelaida Negri, persiste en su magnífico esfuerzo por los nuevos valores de la lírica y su promoción.
Otra de las ovacionadas de la noche del estreno de esta verdadera “superproducción” del título de Ponchielli, fue la contralto Alicia Alduncin en el papel de “La Ciega”: el personaje que “privado de la visión” y con el rostro semicubierto por un velo, puede hacer valer su presencia escénica sólo por medio de la voz y es lo que logra esta exquisita cantante con importantes cualidades líricas.
Completaron el reparto con parejo desempeño, Alejandro Di Nardo (en cuerda de bajo como Alvise, el Inquisidor veneciano); el tenor José González Cuevas (en el rol “heroico” del noble Enzo); junto a Víctor Castells; Matías Lechuga y Juan Manuel Patarca.
Tuvo brillante desempeño el Coro de la Casa de la Opera de Buenos Aires en todos sus compromisos –que no son pocos además de muy exigentes en esta fascinante ópera--, bajo la dirección y preparación del maestro platense perfeccionado en Francia, Juan Casasbellas: otro de los puntales de este éxito en el Avenida anoche.
Porteño nacido en el seno de una familia italiana, el maestro Giorgio Paganini –fuertemente asociado a los éxitos de la Casa de la Opera y ex asistente de maestros de la talla de Gianandrea Cavazzeni, Francesco Molinari-Pradelli, el colosal Fernando Previtali y Herbert von Karajan en los Festivales de Salzburgo--; entregó una versión copiosa e intensa del pentagrama de Ponchielli poniendo de relieve el soberbio melodismo romántico que enlaza las voces en escena y los atriles del foso: otro de los lujos del estreno.
Karina Olmedo y Bautista Parada fueron la pareja central junto al cuerpo de baile del Ballet Neoclásico de Buenos Aires que, con dirección y coreografía de Guido de Benedetti fueron largamente ovacionados por su actuación en la Danza de las Horas del Tercer acto.
Teatrista y regisseur surgido del Instituto de Arte del Colón y exitoso realizador de grandes títulos de Gluck, Cherubini, Donizetti, Bellini, Verdi, Puccini, Massenet y Francis Poulenc además de autores nacionales como Rolando Mañanes y Augusto Rattenbach, Eduardo Casullo es el hacedor de esta puesta –magnífica por sus logros visuales y su preciso manejo y sincronización de los grupos humanos en escena, con sus proyecciones de imágenes de Venecia en el telón a foro y, sobre todo, por su certera intelección de la obra, en la que hasta el menor detalle se halla cuidado.
Auxiliaron a la puesta con eficiencia y a la altura de las exigencias, Mariela Daga en diseños, Sergio Schroeder en máscaras, Ernesto Bechara en luces, y Atilio De Laforé en elementos escenográficos.